Maestra Madre Paula Montal
De pequeña ella tenía la costumbre y el hábito de enseñar, ya que era la mayor de sus hermanos y su padre había muerto. Le gustaba ayudar a su madre con las tareas del hogar y la educación de sus hermanos.
Cuando Paula ya es una joven decide dedicarse a la enseñanza religiosa de las niñas. Su lema era: “Salvar las familias, enseñando a las niñas el santo temor de Dios”. Ya que no se conformaba con ser catequista, decide abrir una pequeña escuela en su casa para las niñas.
Ella tiene que poner en juego su temperamento emprendedor. Para ello tomó la decisión de emprender un viaje junto con sus amigas Inés y Felicia a Figueras, con el fin de encontrar al Párroco y pedirle su ayuda. Cuando llegan allá, el párroco les dice, en un tono burlante: que el dinero que tenían era poco, no les alcanzaría para nada y que les convenía volver a su hogar.
Paula siguiendo su sueño no se dio por vencida con su vocación de ser Fundadora.
Finalmente consiguió abrir su primera escuela, cada vez acuden más niñas. Allí enseñan a hacer encaje, a leer, a escribir y sobre todo catecismo.
Se puede destacar que fue sobre todo una maestra de oración «Bastaba verla a ella en oración para aprender a orar»
De su larga experiencia como maestra se puede entresacar unos principios o actitudes pedagógicas que nos dan el perfil de la educadora escolapia.
Paula Montal fue maestra de niñas y jóvenes, vio cumplida en su vida la ilusión de su juventud; con su ejemplo y enseñanza marcó el camino que llenó y sigue llenando la vida de otras mujeres que sueñan con el mismo proyecto.
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